dimarts, 10 de setembre del 2019

Dia 6. Wadi Rum

Hola de nuevo blog-fanahuers!
(Un saludo especial a Lorena, la fantástica animadora del Volcan de Tianmar)

El sexto día ha sido un día completo y redondo. Tras levantarnos pronto (o relativamente pronto, o demasiado pronto, o como lo quiera ver cada uno) hemos bajado para hacer nuestro último desayuno en el hotel de Wadi Musa (en Petra). Creemos que el señor que nos ha estado atendiendo (que parecía el dueño) no ha dormido en 3 días. Igual te recibía por la noche a cualquier hora que te hacía el desayuno a las 6:00 de la mañana (bueno, esto no lo comprobamos a esa hora, pero era la hora que empezaba el desayuno).

El caso es que cogimos el coche rumbo a nuestro siguiente destino. El desierto del Wadi Rum. Así que 2 horitas de coche allí que nos plantamos. En el centro de visitantes de Wadi Rum. Habíamos reservado el día en uno de los muchos campamentos que hay. Nuestro contacto era el sr. Salman, que al parecer por lo que nos pudimos imaginar al verlo era como el Jefazo de todo aquello. Con un montón de gente trabajando para él, recibiendonos en un despacho como si de la película "El padrino" se tratase.

Una vez arreglado el pago y gestionado la reserva comenzó nuestra aventura por el desierto.
Como yo concretamente no había viajado nunca en camello, decicimos añadir 10 floripondios jordanos al precio para hacer una parte del camino que nos esperaba en camello (bueno, eran dromedarios, pero no creo que tenga mucha importancia ¿no?). Nuestro chófer / guía , nos llevo al inicio del recorrido, donde comenzaríamos por subir a nuestras monturas y recorrer el camino hasta la "Fuente de Lawrence de Arabia". Fue una experiencia muy divertida, y como todo lo divertido, se nos pasó en un suspiro.









Llegados a la base de la "Fuente de Lawrece de Arabia", el joven guía de camellos que nos llevó, nos dijo que esperásemos en una jaima tomando un té con los beduinos hasta que llegara el coche que nos estaba haciendo de guía por el Wadi Rum. Durante todo el día nos fuimos encontrando con estas jaimas a los pies de los diferentes puntos de interés en los que se podía descansar, tomar un té, comprar alguna cosa con la que sacaban algo de dinero o simplemente hablar con los autoctonos que los llevaban. Pero no nos desviemos.

Como no habíamos entendido muy bien al jovenzuelo que nos había traído en camello, al llegar el guía, nos explicó que podíamos subir a lo alto de una colina que había rocosa, que era donde se encontraba la famosa fuente. Por lo visto, Lawrence de Arabia había residido en un campamento donde ahora estaba instalada la jaima que os comentaba, porque era el único lugar donde había agua en el desierto en verano. Se trataba de un lugar privilegiado al que acudían todos los animales a beber en verano y por supuesto los beduinos que vivían en el Wadi Rum. Así que como no podía ser de otra manera, después de pedirle una botella de agua a Labi (nuestro guía) ya nos veis subiendo como lagartijas por aquellas paredes rocosas para ver un pequeño estanque de agua que había en un lugar a medio camino hasta la cima. El estanque en sí no era espectacular, eso sí, las vistas no tenían precio! Juzgad vosotros mismos.










No os lo voy a negar, no fue una subida fácil del todo y la bajada tampoco, pero había valido la pena. LLegamos de nuevo a la base, con la botella vacía y pidiendo por favor otra más (llevad, llevad la cuenta, porque si vaís a viajar a Jordania una cosa os tiene que quedar clara ... se consume muchísima agua!)

Nuestra segunda parada, en el desierto nos llevaba hasta otro de los puntos de interés, la "Gran duna de arena". Se nos había echado un poco el tiempo encima y estábamos en una hora intermedia tonta, así que Labi nos dijo que podíamos comer algo y subir la duna o hacerlo al revés. Decidimos la primera opción, aunque no sabemos si era la mejor. Labi nos dió unos packs de comida en los que había Matlouba (un plato típico de Jordania a base de arroz especiado, verduras, y pollo). La verdad es que había comida para un regimiento, como en casi cada comida de las que hemos hecho aquí. Y tras la comida, con las pilas cargadas y las panzas llenas ... a subir la gran montaña de arena.






De nuevo las vistas desde arriba eran impresionantes!









Nos había caído la tarde y todavía nos quedaban algunas cosas por ver. Labi nos llevo a un pequeño desfiladero que se usaba como lugar de culto. Estaba lleno de petroglifos (inscripciones grabadas en las piedras) de diferentes épocas. Así que estuvimos jugando un poco a "¿Dónde esta Wally?" en busca de las diferentes inscripciones y representaciones de hombres, mujeres y animales.














Nuestro guía era un poquito peculiar. Llevaba como copiloto una shisha que iba sacando en cada parada que hacíamos (de hecho, él nos indicaba donde estaban las cosas pero no nos acompañaba). Así que el tipo o se estaba echando una siesta o compartiendo la shisha con el resto de guías o gente de las jaimas que habían. Por lo tanto, decidimos que aquel tranquilo desfiladero era un lugar ideal para hacer nosotros también una paradita y disfrutar de un momento de relax.



Pasados unos minutos, volvimos con Labi que nos indico las 3 paradas que nos quedaban. Primero nos llevó a una de las imágenes más conocidas del Wadi Rum, "El gran puente". No hace falta que os explique por qué se llama así, solo teneis que mirar las fotos. Estuvimos muy orgullosos de subir hasta arriba, es un lugar para pensarselo mucho, pero tocaban las fotos de rigor y sentir que se puede (un gran aplauso equipo!!!!).







Después de aquello sólo nos daba tiempo para una parada más antes de ir al campamento. Un pequeño cañón en el que había un par de pequeñas dunas de arena y una parte rocosa. Fué un último paseo disfrutando del paisaje que ofrecía el desierto.










Tras cruzar el cañón, Labi nos llevó a nuestro campamento, justo a tiempo para que pudiesemos disfrutar de una puesta de sol espectacular. Se respiraba tranquilidad y un silencio absoluto después de aquello (exceptuando las voces de los demás huéspedes del campamento, claro). Estuvimos esperando a la hora de la cena tranquilamente mientras disfrutábamos de un té beduino (apuntad que está muy bueno, té negro, salvia, cardamomo y canela. Ahora a experimentar con las proporciones, que nosotros tampoco las sabemos.)







La cena la hicimos en una gran tienda con todos los huéspedes (debíamos ser unos 28 o 30). Para la cena, el sr. Salman hizo acto de presencia. Nos sorprendió porque fue pasando grupo por grupo haciendonos preguntas sobre nuestro día, los guías, etc. una especie de encuesta de calidad. Y luego, dió paso a la cena. Una cena buenísima a base de sopa de lentejas, humus, ensalada arábica, foul y pollo con verduras hechos bajo tierra en una especie de hornos. Para acabar unos dúlces típicos.




Tras la cena, el sr. Salman nos hizo una pequeña explcación sobre la vida de los beduinos, sus costumbres y alguna anecdota sobre sus tradiciones Según nos comento, o eso entendimos, la pequeña villa de Rum (una especie de pueblecito que hay antes de la entrada al desierto, donde él nos recibió) era practicamente todo familia suya. Su padre y antes su abuelo, habían sido beduinos puros en el desierto.  Y curiosamente habían trabajado en el rodaje de la película de "Lawrence de Arabia" que se rodó durante 2 años en el propio desierto. Aquellas anécdotas nos acabaron de confirmar que parecía que habíamos ido a parar a casa del cappo de todo aquello.

Para acabar la cena, y después de las historias, el sr. Salman, se arrancó a cantar una canción tradicional beduina junto a uno de sus trabajadores y un chaval jovencillo que había por allí y todo acabo con un baile grupal de todos los huéspedes.




Habíamos tenido un día muy completo, con una cena y un rato muy bueno. Pero nos faltaba rematar el día (o más bien la noche) bajo las estrellas. Cuando todo había acabado nos invitaron a salir a la terraza de la tienda comedor para estar junto a un fuego que hicieron, y estar tranquilamente. Se nos fué un buen rato mirando estrellas, viendo constelaciones y charlando tranquilamente.

Tras aquello nos fuimos a dormir (bastante pronto, por cierto, porque la cena fue a las 20:00). Y cual fue la sorpresa al tumbarnos en los colchones! Vamos que me lo quería llevar para casa, no digo más! Tocaba descansar para encarar la vuelta a la capital. Quedaban muchas horas de conducción por delante al día siguiente ... pero eso ya es otra historia. 

1 comentari:

  1. Aix... que xulo tot!!! Quines vistes, nois!!! Genial!! Que tal el viatge en dromedari? Quina gana m'està entrant amb el menjar!! Aix... que bé!!! Heu de perfeccionar el ball, eh? Us veig una mica fluixets... un petonàs!!

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